Teatro Musical "Bruno, el musical que lo cambió todo" (Off Compañía)

Off Compañía (entidad adherida), presenta desde Valencia el espectáculo teatral musical "Bruno, el musical que lo cambió todo". Dos años y medio de trabajo han dado lugar al guion y música original de Víctor Lucas y Mamen Mengó, que cobra vida sobre el escenario con 9 actores y actrices profesionales y banda musical en directo, en esta obra de 2 horas de duración que aborda el tema del bullying.

Noticia sobre el Musical Bruno

"Bruno" ha sido escogido como mejor musical de creación original en los Broadway World Regional Awards 2023. Ya se programó a finales de 2022 (del 21 de diciembre al 29 de enero de 2023), y ahora vuelve a programarse del 5 de noviembre de 2023 al 3 de marzo de 2024.

 

Sinopsis:

Bruno es un alumno ejemplar. Vive en el hogar perfecto, estudia en el mejor instituto de la ciudad y nunca se ha metido en líos. Es el orgullo de sus padres y profesores.

Pero Bruno vive otra realidad. Se esconde y encierra en su mundo: el cuarto de baño del instituto.  Ese es el único lugar donde se siente seguro y protegido de un grupo personas que hacen de sus días algo horrible.

Bruno es un canto a la vida, una fiesta, un recuerdo, una protesta, un musical, una banda en directo, un centenario, una celebración, un cambio…

Bruno es una revolución, tú revolución.

 

PDA Bullying asiste a la obra:

El equipo PDA Bullying estuvo presente en una de las actuaciones y os compartimos el análisis crítico de la obra así como la entrevista a una de las asistentes.
 

 IMATGES CEDIDES PER OFF ARTS ESCÈNIQUES

Imágenes cedidas por Off Arts Escèniques

Bruno, el musical que lo cambió todo, relata la historia de cómo su protagonista vive su día a día enfrentándose al acoso escolar y cómo su entorno influye y responde a este malestar. La obra relata con gran detalle y delicadeza la vivencia de los roles de víctima, agresor/a y espectador/a, además de sumar las importantes figuras de la familia y la comunidad educativa.

Escondido en el baño, Bruno nos muestra la crudeza del dolor que siente. Para huir del maltrato y ponerse a salvo, se aísla del mundo. Esta estrategia de supervivencia le hace sentir seguro por unos minutos, pero la ansiedad y la soledad le acompañan haciendo más grande su dolor. Ha aprendido a desconfiar y se aleja de cualquier tipo de interacción para protegerse, una respuesta que a la larga, no es adaptativa ni saludable.

La historia de Bruno se hace rápidamente visible para sus compañeros y compañeras, aunque algunos tienen más habilidades que otros para detectar la violencia que se está ejerciendo contra él. En paralelo, Martin sufre un maltrato más silencioso que no por ello menos violento, sometido a la discriminación homófoba y la exclusión. Martín también tiene sus propias estrategias de supervivencia y cuenta que no le queda otra más que “acostumbrase”, pero este lento goteo de experiencias dolorosas va sumando piedras a su mochila hasta el punto en que toma una drástica decisión. La normalización de la violencia empuja a vivir estas situaciones en silencio y soledad.

Durante una gran parte de su vivencia, Bruno reprime su rabia y se esconde en el miedo. Gracias al acercamiento de sus compañeros y compañeras, que le recuerdan que él es mucho más que una persona en rol de víctima y que poco a poco le incluyen en otros espacios de relación saludable, Bruno puede ir redescubriendo su potencial. Cuando recupera esta sensación de valía, conecta con la rabia como emoción que le impulsa a romper con el aislamiento como solución y a cuestionar con dureza la injusticia que le está minando la vida. En este caso, identificamos cómo la educación emocional como factor protector es un trabajo preventivo clave para facilitar las herramientas que permitan hacer este recorrido y empoderarse a través de las emociones sentidas así como para entrenar las habilidades para la gestión positiva del conflicto. Para Bruno, la rabia es una mensajera de gran calibre que le permite poner en marcha una potente maquinaria de auto valía y transformación personal, algo que sólo puede hacer una vez se empieza a sentir más acompañado y seguro. También recuerda la necesidad de ofrecer espacios que promuevan el autoconomiento y que son esenciales para que las personas puedan explorar sus habilidades más allá de lo estrictamente académico.

La obra también aborda la temática del suicidio y nos recuerda que es vital que las personas sepan no solo leer los indicadores que permitan detectar la violencia sino también ser conocedoras de los canales de comunicación que existen para dar el aviso ante situaciones de alerta y de malestar que permitan activar los protocolos de respuesta antes de que sea demasiado tarde. Trabajar para prevenir el suicidio también implica tener al alcance protocolos que ayuden a gestionar los momentos de fuerte impacto emocional en los alumnos y alumnas cuando un compañero/a se suicida y dotar de herramientas a los centros educativos para que puedan acompañar estos procesos de alta complejidad emocional.

El papel de las personas en rol de observador/a es clave. Esto se aprecia con claridad cuando varios compañeros y compañeras que detectan la violencia que sufre Bruno se acercan a él y le recuerdan que “No debería dejar que le traten así”. Más allá de animarle a alzar la voz, es importante empoderar al rol del observador/a para que también se sienta con la legitimidad suficiente para parar la violencia. Un trabajo de sensibilización y formación en observación preventiva continuada, permitiría a sus compañeros/as habitar la confianza y seguridad suficientes para hacer uso de su propia voz y comunicar lo que está ocurriendo, contribuyendo así a parar la violencia mediante la activación de los protocolos establecidos. 

Esta necesidad también se pone de relieve claramente con la familia de Bruno, que tiene dificultades para leer los comportamientos evitativos de su hijo, que ven lesiones físicas pero no lo interpretan como un posible indicador de acoso y que están centrados en las notas de Bruno como medida de éxito, incapaces de reconocer el malestar emocional que su hijo esconde detrás de su aparente sonrisa. Es importante que las familias estén incluidas en las iniciativas formativas y de sensibilización sobre el acoso escolar y que sean conocedoras de los recursos y los circuitos que existen para poder hacer consultas, recibir asesoramiento y dar la voz de alarma. 

De la misma manera, en la obra se puede apreciar que es igualmente importante escuchar qué necesidades no cubiertas sufren las personas en rol de agresor/a, cuyo contexto familiar puede estar empujándole a tener comportamientos desadaptativos que se expresan a través de la dominación y la violencia. Detrás de su fachada hay un malestar que necesita ser atendido. El trabajo de conciencia emocional es clave para que pueda reconocer sus propias necesidades y así elegir vivir con mayor bienestar y contribuir al bienestar del grupo. La historia de Bruno también muestra con claridad que un abordaje integral del conflicto pasa por implicar a todos los agentes y todos los roles, que no son estancos y que pueden ir cambiando. En las escenas finales donde el grupo busca reparar el daño hecho sensibilizando a través de la creación de la obra de  Bruno, se puede ver cómo es fácil caer en polarizaciones que castiguen y excluyan a quien ha hecho daño, sin embargo, se dan cuenta que no pueden hacerlo sin la persona que estuvo en rol de agresor y que ésta necesita ser incluida en el proceso que les permita restaurar el bienestar.

“San Javier es un gran instituto y aquí crecemos juntos” es una de las canciones que suena al inicio y al cierre de la obra. El sentimiento de pertenencia al centro educativo donde haya unos valores compartidos en fundamental para garantizar un buen clima grupal, y aterrizar esta necesidad sólo es posible mediante la implementación de programas para la convivencia escolar que tengan claramente establecidos sus objetivos, que sean conocidos por todos los agentes y que cuente con la participación activa de los mismos. El musical de Bruno retrata de manera muy directa algunas de las creencias aún presentes en el entorno escolar sobre el acoso que siguen siendo piedras en el camino, como lo son mirar al rendimiento académico como único indicador de éxito o relativizar las experiencias de malestar de su alumnado como “cosas de la edad”.  

Desplegar todas las herramientas disponibles para priorizar la convivencia positiva implica un compromiso firme de la comunidad educativa de poner el bienestar de las personas en el centro. La obra denuncia que negar las señales del acoso o reducir la gestión de los conflictos a las tutorías o la atención psicopedagógica pueden complicar las experiencias de acoso, individualizando un fenómeno que es esencialmente grupal. Los programas preventivos, la formación en detección y los protocolos de actuación son clave para garantizar un abordaje integral del conflicto y que permita a todos los agentes de la comunidad educativa sentirse parte y por tanto, motivada a co-construir espacios seguros y libres de violencia que potencien el desarrollo integral del alumnado.

Una de las últimas canciones que suenan en el musical expresan que “falta valor en la cima del mundo” donde se ve a los personajes unidos con el objetivo firme de dar visibilidad a las experiencias vividas, dando así comienzo a una nueva historia con el “valor” como habilidad para sobreponerse al miedo y al silencio y co-construir un mundo libre de violencia.

Bruno, el musical que lo cambió todo, estuvo en el teatro Off de Valencia durante los meses de Diciembre y Enero y la acogida fue tan positiva que antes de llevar a cabo la última función ya había fecha puesta para el retorno de Bruno, allá por el mes de Noviembre 2023. Os mantendremos informados/as de las nuevas fechas.

Al final de la obra, saludamos a la directora Mamen Mengó y el director Víctor Lucas para darles la enhorabuena – en breve nos volveremos a encontrar para conocer en más profundidad el proceso de creación del guion y compartir aprendizajes. También dedicamos unos minutos a entrevistar a algunas personas del público, entre ellas, a Ànnia Picó, una joven de 18 años que vimos sensiblemente emocionada durante la obra:

Imatges cedides per Off Arts Escèniques

Ànnia, ¿qué es lo que más te ha inspirado de la obra de Bruno?

Esta obra fusiona la realidad, la comedia y el drama y te ayuda a identificarte con cualquiera de los personajes sin que haya un resentimiento de odio hacia ninguno de ellos. Es super importante llevar esta historia al teatro porque habla de la realidad adolescente en los centros educativos. Te puedes sentir fácilmente identificado con cualquiera de los personajes, empatizando con su historia y conectando con la tuya propia. El mensaje más importante es que da igual en qué posición esté as estés. Bruno habla de que todas las personas pueden estar en una situación compleja donde tengas que pedir ayuda. Hay que intentar que las situaciones de malestar paren lo antes posible para que no se vuelvan tan graves.

Bruno es como el grito de aquellas personas silenciadas. Te ayuda a ver con claridad que hay cosas así que pasan de verdad. Me gusta que hayan mezclado en drama con la comedia porque aún en estas realidades tan duras, no todo es siempre trágico y no todo es mal rollo siempre. Esta obra logra hacerte reír y creo que ese es uno de los mayores poderes que tiene el teatro para hacer llegar mensajes potentes a sus espectadores/as. Da igual que seas joven o adulto, el teatro es un lenguaje universal y Bruno lo usa como recurso para cambiar el mundo.

Hemos visto que te emocionabas en varias ocasiones ¿qué te ha tocado?

La obra de Bruno me ha emocionado mucho porque me ha recordado a situaciones de mi propia vida y de la vida de mis compañeros y compañeras. Nada más alejado de la realidad. Me impacta la historia de soledad de Bruno y cómo se aísla para protegerse… pero esto aunque le funciona un rato, no le ayuda a darse cuenta que hay otras personas que como él, también lo sufren. Tener un grupo de buenos compañeros y compañeras que te apoyan y te recuerdan que tú eres mucho más que una persona en rol de víctima, es muy importante – implicarte en cosas que te motivan y te hacen sentir mejor te hace más fuerte.  Podemos transformar la realidad.

Hablas de roles ¿qué te ha llamado la atención sobre cómo se han representado en la obra?

Me ha impactado cómo es fácil creer que la persona en rol de víctima es débil y vulnerable. No es que lo sea, es que le vemos así. Al final no se puede justificar la violencia de ninguna manera, sea cual sea tu personalidad o aspecto. Bruno elige no responder con violencia a las agresiones y parece que eso le encasilla injustamente en un lugar donde se le ve como inferior. Buscar maneras saludables de enfrentarse a la ira de otros no es fácil.

También me ha gustado cómo han retratado la vida familiar de la persona en rol de agresor, que se ve claramente que vive en un entorno de inseguridad y miedo. Al salir de este contexto, busca compensar este sufrimiento colocándose por encima de otros

Las personas en rol de espectador/a tienen también un papel muy importante en parar la violencia, hacer ver a la persona en rol de agresor que lo que está haciendo crea malestar y ayudar a que la persona en rol de víctima se sienta apoyada y querida.

También entra en juego el equipo docente y el personal docente de la escuela. ¿qué acciones pueden llevarse a cabo en los centros educativos que aseguren un clima de paz y convivencia?

Creo que hay que venir trabajando la prevención de la violencia desde educación infantil y primaria, años clave en nuestro crecimiento y no abordarlo sólo cuando ocurre el problema. La educación emocional es clave para entender porqué nos sentimos cómo nos sentimos y aprender a gestionarlo de la mejor manera. También para entrenarnos a identificar qué situaciones no son aceptables, ya que muchas veces los alumnos y alumnas van aguantado situaciones que al principio parecen poca cosa y luego se hacen insoportables.

Bruno es el musical que lo cambió todo ¿qué aprendizajes más importantes debe llevarse el público?

Creo que uno de los mensajes más importantes que se puede extraer de esta obra es que es necesario alzar la voz ante la violencia, si no, eres cómplice de ella. El miedo o las dudas pueden silenciarnos, pero aun así seguimos siendo cómplices. Hay que moverse. Comunicar lo que pasa está en nuestras manos: estar bien es responsabilidad de todos y todas. El malestar individual es malestar para todo el grupo y aunque podamos pensar que encontrar soluciones es difícil, no hacer nada es una opción que nos aleja de sentirnos bien. Nunca es tarde para tomar conciencia, buscar ayuda o aprender nuevas formas de hacer. Me gusta cómo también la obra de Bruno muestra cómo nos marcan nuestras historias familiares, y cómo siempre estamos a tiempo de darle la vuelta a la historia.

 

Publicado 19 de diciembre

Actualizado 17 de febrero

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