Estudio "Bullying en el fútbol infantil: la mirada de las familias y de los entrenadores"

El artículo Bullying en el fútbol infantil: la mirada de las familias y de los entrenadores, firmado por miembros del GISEAFE - Maria Prat Grau, Gonzalo Flores Aguilar, Xènia Ríos Sisó i Carles Ventura Vall-llovera-, indaga en la presencia del acoso en el ámbito futbolístico infantil y la percepción de aquellos que forman parte de su entorno.

Desde el Grup d’Investigació Social i Educativa de l’Activitat Física i l’Esport (GISEAFE) perteneciente a la INEFC de Barcelona, se ha realizado un estudio -recientemente publicado en la revista Movimento- con dos objetivos específicos. Por un lado, demostrar la presencia del bullying en el deporte -en este caso, el fútbol infantil- y la percepción de familiares, jugadores y entrenadores al respecto. Y, por otro lado, identificar aquellos factores preocupantes que se están dando actualmente con tal de detectarlos y prevenir futuros casos de acoso en el deporte infantil.

El estudio forma parte de un trabajo previamente realizado para el proyecto Estudi sobre l’assetjament entre iguals (bullying) a l’àmbit esportiu -fútbol- a Catalunya, subvencionado por la Fundació Barça para analizar la existencia del bullying en el fútbol formativo de Cataluña y compartir experiencias o visiones que ayudaran a enfrentarse al problema. En él, los firmantes hablaron sobre el derecho de todos los niños y las niñas a que el campo sea una zona de respeto, felicidad y llena de valores positivos incompatibles con el bullying. Para ello, afirmaron la necesidad de una actuación temprana para tratar el problema y hacerlo, no solo con la víctima y el agresor, sino también con aquellos que profesan el silencio.

Ahora el presente estudio completa y analiza la información recogida para establecer una especie de guía de concienciación y actuación. De esta manera, busca aportar nueva información sobre un problema mucho más estudiado en el ámbito escolar que en el deportivo.

Ante un fenómeno complejo como este, en el artículo enfatizan la realización de un tratamiento amplio sobre el tema desde una triple vertiente humana: la de las familias, los entrenadores y los clubs deportivos o instituciones. A partir de aquí, se analizan las distintas problemáticas que surgen en torno al acoso en el ámbito futbolístico infantil (cubriendo los benjamines, alevines e infantiles).

Por un lado, en la publicación se habla de una explícita banalización que aún sigue presente entre los más adultos. Algunos de ellos se muestran despreocupados frente a ciertas actitudes -esas “bromas”, “cosas de niños” o cosas “sin mala intención”- que potencialmente pueden mudar en formas de acoso; otros directamente persisten en normalizar actitudes indiscutiblemente de acoso,  sentenciando que la competición y la agresividad van ligados en la esencia del deporte. Esta normalización es extremadamente peligrosa y puede incrementar esas situaciones indeseadas.

Por otro lado, sigue existiendo un problema en la identificación de los casos y, en ocasiones, esta llega demasiado tarde. La detección de estos se puede ver dificultada por la invisibilidad que rodea, por lo general, a estas actitudes. Los agresores no solo no actúan delante de los mayores, pero cuando ejercen un bullying más psicológico, su sutileza hace más compleja esa detección.  Como se apunta en el estudio, este contexto requiere de la toma de una tolerancia 0 ante estas actitudes con el fin de cortar de raíz el problema y actuar rápidamente frente a aquello que pueda ir a más.

Finalmente, el último problema se encuentra en la conclusión a la que llega el estudio sobre la falta de experiencia y de formación por parte de los entrenadores. Ellos mismos reconocen estas limitaciones y alguno de los voluntarios del estudio afirma que “en el fútbol infantil es más importante ser un buen educador que un buen entrenador”. La formación se plantea aquí como un factor clave para la prevención y, nuevamente, debe concebirse a tres niveles (el de las familias, los monitores o entrenadores y los niños deportistas) para crear una buena relación de confianza que facilite una mejor comunicación  y un buen clima deportivo. Además, los adultos tienen que tener en mente que son referentes para los niños y que sus actitudes o intervenciones pueden influir en la mejora o el empeoramiento de conflictos de este tipo.

Así que, para actuar y prevenir, el estudio concluye con la enumeración de una relación de propuestas. En primer lugar, diseñar unos protocolos de actuación claros en caso de detectar casos de acoso para saber a quién acudir y qué se ha de hacer o cómo se debe actuar. En segundo lugar, diseñar campañas que sensibilicen y eduquen continuadamente en valores para favorecer una buena convivencia y un clima positivo. Seguidamente, disponer de ayuda externa de especialistas, ya sea bien psicólogos o asesores externos. Y, por último, mantener una comunicación y un contacto periódico entre los tres niveles distintos -familias, entrenadores y jugadores- que vaya más allá de lo meramente deportivo.