Cómic "Silencio"

El cómic "Silencio", escrito por Fernando Llor e ilustrado por Nil López, se adentra en el acoso escolar a lo largo de sus 136 páginas a color (en azul). Publicado por Inuk Editorial en 2024, esta obra dirigida al público juvenil (entre 12 y 15 años) se distingue por su contenido y original formado narrativo: cada capítulo se presenta en una doble versión (punto de vista de la víctima y de la acosadora), combinando prosa y cómic al estilo manga. Disponible en castellano y catalán.

 

Sinopsis:

Julia solo quiere formar parte del equipo y tener amigas, un grupo que le apoye. Pero cuando Marina, la capitana del equipo, hace trampas en una competición, sabe que no puede quedarse callada. Después de contárselo a la entrenadora, Julia deja de ser Julia y se convierte en una traidora, una chivata. Marina solo quiere ganar. Demostrar a todo el mundo que ella es la mejor. El equipo es su vida, su futuro, y aprovecharse de un pequeño error del juego para conseguir la victoria hace que todo salte por los aires y, de un día para otro, lo pierde todo. Tiene claro que no puede hacer como si nada: Julia debe pagar por sus actos. Una historia sobre el bullying contada desde dos ángulos opuestos: el de la víctima y el de la acosadora.

 

Fernando Llor es el autor de otro cómic que también aborda esta temática como es "Subnormal" inspirada en la historia real del jugador de baloncesto Iñaki Zubizarreta.

Silencio narra la historia de Julia y Marina, dos adolescentes que representan las dos caras del acoso escolar: la víctima y la acosadora. Julia es nueva en el equipo y solo quiere encajar, tener amigas y sentirse parte de algo. Sin embargo, cuando decide denunciar que Marina, la capitana del equipo, ha hecho trampas en una competición, el mundo se vuelve en su contra. De un día para otro, pasa a ser “la chivata”, la traidora, y el resto del equipo le da la espalda.

Por su parte, Marina no está dispuesta a aceptar la derrota. Para ella, el deporte es más que una afición: es su identidad y su futuro. Perderlo todo por lo que considera una traición despierta en ella una necesidad de venganza que la lleva a ejercer acoso hacia Julia.

En cuanto al título, no podría ser más acertado. Tal como explica el propio Fernando Llor, Silencio hace referencia a la ley no escrita que rodea muchas situaciones de bullying: el silencio de la víctima, paralizada por la vergüenza o el miedo, y el silencio del entorno, que muchas veces opta por mirar hacia otro lado para no convertirse en el próximo objetivo. El cómic rompe esa ley, obligando a mirar lo que muchos prefieren evitar.

Desde el punto de vista narrativo, Llor construye un relato accesible, pero contundente, cargado de matices psicológicos y con un ritmo que atrapa tanto a jóvenes lectores como a educadores. Es, sin duda, una herramienta potente para abrir el debate en el aula o en casa sobre cómo se genera el acoso, qué lo perpetúa y, sobre todo, cómo se puede enfrentar.

Nil López, ilustrador del cómic, aporta un estilo visual juvenil y directo que complementa la narrativa. El uso del color azul, una elección estética que surgió casi por accidente, puesto que en un inicio iba a ser a color, refuerza la atmósfera emocional del relato: melancolía, introspección, incomodidad. Además, los personajes han sido diseñados siguiendo arquetipos fácilmente reconocibles: Julia como la empollona con gafas, pecas y pelo corto; Marina como la líder carismática, atractiva y dominante. Esta identificación visual inmediata facilita la conexión con los lectores adolescentes. López también destaca por su capacidad de mostrar la evolución emocional de los personajes a través de los gestos, miradas y silencios dibujados, ampliando el impacto emocional del texto sin necesidad de palabras.

Uno de los grandes aciertos de Silencio es abordar el tema desde una perspectiva dual. Mostrar tanto la voz de quien sufre como la de quien ejerce el acoso permite abrir una conversación más honesta y menos moralista. Llor insiste en que comprender no significa justificar, pero sí es imprescindible para intervenir de forma eficaz. También señala la necesidad urgente de implicar a toda la comunidad educativa, profesorado, alumnado, familias, para romper el círculo de silencio.

Además, Silencio pone sobre la mesa otras formas de violencia contemporánea, como el ciberbullying, y desmantela mitos dañinos, como la idea de que los acosadores solo provienen de entornos familiares disfuncionales. Marina no es un monstruo; es una adolescente con miedos, frustraciones y una profunda necesidad de control y reconocimiento.

Con sus 136 páginas, la obra no solo entretiene, sino que interpela, sacude y obliga a reflexionar. A través de un relato accesible y visualmente potente, Fernando Llor y Nil López invitan a romper el silencio. Porque hablar, comprender y actuar son los primeros pasos para acabar con el acoso.

 

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