Bullying

Un maltrato basado en la persecución moral y/o física, siempre psicológica, que nace en entornos educativos donde uno o más niños/as o jóvenes ejercen abuso de poder sobre otro.

Tipo: Maltrato
Otras formasAcoso entre iguales; Acoso escolar
Fuente: Equip SEER (2013)

  • El origen de la relación entre las personas implicadas se halle en un contexto educativo, formal o no formal. Este origen relacional no implica que la violencia se suceda en el entorno educativo, esta puede migrar a otros momentos y espacios como internet. Lo importante en la definición de un maltrato es, siempre, dónde nace la relación. Esto hace que para poder definir un caso como bullying no importe la edad, es decir, podríamos tipificar un caso como bullying en etapas de primera infancia, en contextos de niñez o adolescencia, en la juventud y, también, en la adultez o la senectud, siempre y cuando la relación se haya originado en dicho contexto educativo. Si la relación tiene otro origen, no significa que no sea maltrato, sólo que tendrá otro nombre que no es bullying.
  • Que dicha violencia, sea la que sea, se perpetúe o sea continuada en el tiempo. Nos ayuda entender la perpetuación como alargar la presencia de la violencia independientemente del tipo que sea. La continuidad podría entenderse como una misma violencia que se reitera o se repite. En cualquier caso, esta perpetuación o continuidad hace que dejemos de mirar la violencia en sí misma para ver el conjunto: el maltrato.
  • Que exista un grupo. La presencia del espectador en el contexto del grupo es necesario para poder definir un caso como bullying, ya que este tipo de maltrato es un fenómeno que precisa de los espectadores o espectadoras para poder existir. Si no hay grupo no significa que no sea un maltrato, sólo que se tipificará de una forma diferente.
  • Que, posiblemente, en la persona en rol de víctima exista un dolor sostenido en el tiempo. La vulnerabilidad generada por la violencia es un elemento interesante de observar, aunque para poder definir el caso es recomendable no ver este aspecto como estrictamente necesario, ya que, con un bajo nivel de consciencia, podría pasar que no detectáramos este malestar.
  • Qué detrás de las acciones violentas que realiza la persona en rol de agresor o agresora, haya intencionalidad. Es decir, que en la observación de los comportamientos que generan violencia detectemos un pensamiento que genera la acción. Esta intencionalidad, de hecho, siempre existirá o deberá tipificarse como inherente a la situación menos en el caso de niños o niñas menores de siete años o en niños o jóvenes con necesidades educativas de soporte especial en los que, por su situación o su desarrollo evolutivo no es adecuado definir dicha intencionalidad. En este sentido, nos parece muy interesante poder observar el nivel de consciencia que hay en la voluntad de la intención, no será lo mismo un caso en el que quién está en rol de agresor o agresora es consciente del daño que provoca, que el caso en el que actúa de forma violenta no es consciente del dolor que genera.